En la madrugada del miércoles, un grupo de migrantes detenidos fue trasladado en autobús desde un centro en Texas a una base donde los esperaba un avión militar. Al menos a uno de ellos se le había informado que su destino era Libia, según un relato que compartió con su abogado.

Johnny Sinodis, abogado de San Francisco, declaró a CNN que a su cliente filipino, a quien no identificó por motivos de privacidad, le habían dicho el lunes por la noche que sería deportado a Libia, lo que generó alarma y lo llevó a él a intentar averiguar por qué un migrante filipino sería deportado a un país del norte de África.

Sinodis afirmó que su cliente tenía una orden de deportación a Filipinas y preveía ser deportado allí a finales de abril. Ese mismo mes, fue trasladado a dos centros de detención en Texas, donde finalmente fue retenido en el Centro de Procesamiento del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) del sur de Texas, esperando ser deportado a su país natal. Pero en la madrugada del miércoles, la situación pareció cambiar.

El cliente de Sinodis, junto con otros 12 detenidos, fue subido a un gran autobús blanco, según el relato compartido. Los llevaron cerca de lo que su cliente describió como un avión militar y esperaron en el autobús durante horas.

Finalmente, el autobús emprendió el regreso al centro de detención, sin explicación alguna. Sinodis declaró a CNN que desde entonces ha estado en contacto con su cliente e intentó comunicarse con el ICE para obtener explicaciones.

El avión militar que debía transportar migrantes a Libia el miércoles nunca despegó, según rastreadores de vuelo y un funcionario de defensa. En su lugar, el avión voló a la Bahía de Guantánamo el jueves, según el funcionario. Pero solo transportaba personal militar que estaba siendo reubicado en la isla tras la cancelación del vuelo a Libia.

El miércoles, el Gobierno de Trump parecía estar avanzando con los planes para enviar migrantes a Libia, aunque la Casa Blanca se negó a hacer comentarios al respecto. CNN fue el primer medio en informar que el Gobierno estaba en comunicaciones con Libia para que el país aceptara migrantes desde Estados Unidos.

El episodio revela nuevos detalles sobre los planes para los migrantes que se cree que se dirigían a Libia, incluyendo los preparativos y sus abruptas consecuencias, según lo relató un migrante a su abogado momentos después.

La decisión de enviar migrantes a Libia, un país que las Naciones Unidas han criticado previamente por su duro trato a los migrantes, supone una nueva escalada en las duras políticas de deportación de Trump, y que han enfrentado una amplia oposición política y legal.

En medio de reportes de que un avión estaba listo para partir, lo cual el gobierno libio desmintió, un juez federal advirtió al gobierno que podría violar su orden si no se seguía el protocolo adecuado.

El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Libia declaró en un comunicado que “niega categóricamente cualquier acuerdo o coordinación con las autoridades estadounidenses respecto a la deportación de migrantes a Libia”.

CNN se ha puesto en contacto con el Departamento de Seguridad Nacional y el ICE por comentarios, pera hasta el momento no ha obtenido respuesta.

Grupos de defensa de inmigrantes presentaron una moción de emergencia el miércoles para impedir la deportación de migrantes a Libia, citando informes de prensa y testimonios de abogados cuyos clientes creen que estaban previstos para abordar el vuelo de deportación.

El mes pasado, el juez Brian Murphy impidió temporalmente que el Gobierno de Trump deportara a personas a países distintos del suyo sin notificarlo previamente y sin darles la oportunidad de impugnarlo. Los grupos, que presentaron la demanda en Massachusetts a principios de este año, argumentaron el miércoles que el gobierno no siguió esos procedimientos.

“Anoche y esta mañana, surgieron informes alarmantes de los abogados de los miembros del grupo y de la prensa que anunciaban la inminente deportación de, entre otros, miembros laosianos, vietnamitas y filipinos que se preparaban para ser deportados a Libia, un país conocido por sus violaciones a los derechos humanos, especialmente en lo que respecta a los residentes migrantes. La deportación de esas personas fue planificada a pesar de no haber recibido la notificación requerida ni la oportunidad de solicitar la protección de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura”, se lee en el documento.

Los grupos solicitaron al tribunal una orden inmediata que restringa los vuelos que transportaban migrantes a Libia o a cualquier otro tercer país y, de ser necesario, que ordenara el regreso de los deportados, según el expediente. El cliente de Sinodis fue citado en el expediente.

Murphy intervino rápidamente.

Ese mismo día, emitió una orden aclarando que deportar migrantes a Libia o Arabia Saudita, como se informó en los medios, violaría su orden anterior si no se les notificaba por escrito y se les daba la oportunidad de impugnarla con antelación.

“El Departamento de Seguridad Nacional no puede evadir esta orden judicial cediendo el control sobre los no ciudadanos ni la aplicación de sus responsabilidades migratorias a ninguna otra agencia, incluido, entre otros, el Departamento de Defensa”, declaró Murphy.

“Si existe alguna duda —la Corte no ve ninguna—, las supuestas deportaciones inminentes, según lo informado por las agencias de noticias y como los demandantes intentan corroborar con los relatos de los miembros del grupo y la información pública, violarían claramente la orden de esta Corte”, concluyó.

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