La ashwagandha (Withania somnifera), también conocida como ginseng indio o cereza de invierno, es un arbusto perenne originario de Asia y África. Sus raíces y bayas han sido utilizadas durante siglos en la medicina ayurvédica por sus propiedades medicinales. Recientemente, su popularidad ha crecido debido a su categoría como un adaptógeno, es decir, una sustancia que ayuda al cuerpo a adaptarse al estrés.

La ashwagandha es una planta medicinal valorada por sus propiedades adaptógenas. Contiene compuestos bioactivos como anólidos, alcaloides y flavonoides, que le confieren diversas propiedades terapéuticas. Estos compuestos pueden influir en el eje hipotalámico-hipófisis-suprarrenal, el sistema encargado de regular la respuesta al estrés. Aunque la ashwagandha se utiliza habitualmente para mejorar la salud general, es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de iniciar su consumo. Como explica la doctora Tania Zertuche Maldonado, del Tec de Monterrey, "los adaptógenos deben recomendarse de manera personalizada, dependiendo de la intensidad del síntoma y del paciente. No todos pueden beneficiarse de ellos, especialmente quienes tienen condiciones médicas preexistentes o toman medicamentos".

Diversos estudios sugieren que la ashwagandha puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. En una revisión de estudios clínicos, los participantes que tomaron extractos de ashwagandha informaron una reducción significativa en sus niveles de cortisol, la hormona del estrés. La ashwagandha también ha mostrado potencial para mejorar la calidad del sueño. "En la práctica, se ven resultados positivos en pacientes con insomnio leve asociado al estrés", afirma la Dra. Zertuche. Los compuestos presentes en la ashwagandha poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Esto podría contribuir a la protección celular y a la reducción de la inflamación en el organismo, según estudios iniciales.

Consideraciones y posibles efectos secundarios: Aunque la ashwagandha es generalmente bien tolerada, algunas personas pueden experimentar efectos secundarios como malestar estomacal, náuseas o somnolencia. Además, existen reportes aislados de daño hepático asociado a su consumo prolongado. "La recomendación debería ser utilizarla solo el tiempo que ha sido estudiado, generalmente de tres a seis meses", advierte la Dra. Zertuche. También destaca la importancia de adquirir productos que cumplan con normas de calidad y sean avalados por entidades reguladoras como la COFEPRIS en México.

Calidad y regulación de los productos: Como menciona la Dra. Zertuche, "los productos por más naturales que sean pueden hacernos daño si no cumplen con los estándares de calidad necesarios". Por ello, es importante verificar que el producto indique claramente el tipo de planta utilizada, la parte empleada (raíz, tallo, flor) y el porcentaje de pureza.

¿Qué dice la ciencia sobre los adaptógenos?
La investigación sobre la ashwagandha y otros adaptógenos es limitada en comparación con los medicamentos convencionales. "Los estudios suelen ser pequeños, con duraciones de uno a seis meses y poblaciones reducidas, lo que dificulta generalizar sus resultados", explica la Dra. Zertuche. A pesar de ello, los hallazgos iniciales son prometedores. Se ha estudiado su uso en la reducción de la fatiga crónica, el aumento del rendimiento deportivo y la mejora de la concentración. La ashwagandha es una planta medicinal con un gran potencial terapéutico. Sin embargo, como cualquier suplemento, debe consumirse con precaución y bajo la supervisión de un profesional de la salud. Si bien la evidencia científica es prometedora, aún se necesitan más estudios para confirmar sus beneficios y garantizar su seguridad a largo plazo. "No debemos sustituir medicamentos por suplementos sin un diagnóstico adecuado. Es fundamental abordar las causas de los síntomas y no solo buscar soluciones rápidas", concluye la Dra. Zertuche.